Edad Media

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Edad Media

En el año 1011 se menciona por primera vez el territorio de Viladecans, pero no será hasta el 1148 cuando tenemos constancia de la existencia de una pequeña villa. Contemporáneos son los edificios de la Torre del Baró, la ermita de Sales y la Torre-Roja. Viladecans y la Cuadra Burgesa, territorios independientes dentro del término de Eramprunyà, estarán bajo la jurisdicción de la familia Burgès. Eclesiásticamente, dependieron hasta el 1746 de la parroquia de San Clemente. La agricultura cerealística era la base económica de las escasas personas que poblaban nuestro territorio.

Parece que, con los trasiegos correspondientes, en Sales continuó viviendo gente ininterrumpidamente hasta la conquista cristiana y los inicios de la Edad Media, así como en otros asentamientos como el de Can Guardiola.

Con la conquista cristiana de Barcelona (801), los francos incorporan también a su imperio el territorio cercano a la desembocadura del Llobregat, que pasa a ser una zona fronteriza, administrada desde el castillo de Eramprunyà. Los condes de Barcelona debían de expropiar las tierras abandonadas (como el huerto condal de Sales), mientras que la Iglesia, a través de los monasterios de Sant Cugat del Vallès y de Castelldefels, presionó a muchos agricultores para que les cediesen o vendiesen las tierras.

A partir del siglo X, estos territorios pasaron a manos de los condes de Barcelona, que iban hacia el Ebro conquistando tierras que se hallaban en manos de los musulmanes. Desde el siglo X, el término de Viladecans quedó incluido dentro del término del castillo de Eramprunyà, que era la circunscripción costera con el Islam.

Organización religiosa del territorio del Eramprunyà, donde se menciona la posible iglesia de San Juan de Viladecans, que, al igual que el resto de iglesias de Eramprunyà, dependía, en estas fechas, del monasterio benedictino de Castelldefels.

Primera cita documental del lugar de Sales.

Tierras del término del castillo de Eramprunyà, que el conde Borrell permuta con el monasterio de Sant Cugat del Vallès, por lo que hay que constatar la presencia de actividad humana en este lugar, donde anteriormente había existido la villa romana. Parecería, así, que esta zona nunca dejó de estar habitada, o que, en todo caso, estuvo deshabitada muy poco tiempo.

Implantación del feudalismo, caracterizado por una estructura piramidal del poder y de la sociedad.

Los restos constructivos más antiguos de la Torre del Baró, que presidía el término de Viladecans, son de comienzos del siglo XI. Su fisonomía actual la adquirió a partir de las diversas reformas que se realizaron entre los siglos XIII y XIV. La torre, que fue concebida como edificio militar, fue habilitada posteriormente como residencia de los señores de Viladecans.

29 de abril. Primera cita documental conocida de la existencia de nuestro término, en un documento en el que el conde de Barcelona, Ramon Borrell, junto con su esposa Ermessenda, confirman al monasterio de Sant Cugat del Vallès el alodio que poseía por donación del conde Borrell y su esposa Letgarda, posesión que radicaba en los términos de Castelldefels, Canis Vallis y Gavà.

Existencia de una masía en Sales, que comprendía el huerto condal, el Fonollar y llegaba hasta el cuello de Benviure, en el término de Sant Boi de Llobregat. Fue cedida, también, al monasterio de Sant Cugat del Vallès.

Primera cita documental de la existencia de la ermita de Santa María de Ç(S)ales. La ermita de Santa María de Sales se asienta sobre parte de la villa romana existente en este lugar desde el siglo II aC. La capilla de Sales es una pequeña construcción de una nave románica cubierta con bóveda de cañón, precedida de un porche con tejado de vigas construido a finales del siglo XVI.

Entre finales del siglo XIII y las primeras décadas del siglo XIV se estableció en la ermita una reducida comunidad religiosa de deodato. Desde el siglo XIV hasta el XVIII, estuvo habitada por varios ermitaños dependientes de la parroquia de Sant Climent. Desde 1746, éstos pasaron a depender de Viladecans, hasta que a partir de 1868-69, con la instalación del cementerio municipal a su lado, la figura del ermitaño fue sustituida por un enterrador municipal.

 

Santa María de Sales, propiedad del monasterio de Sant Cugat del Vallès.

Santa María de Sales pasa a manos del Capítulo Catedralicio de Barcelona.

15 de octubre. Primera cita documental conocida de la existencia de Viladecans como núcleo de población. De la existencia del pueblo tenemos constancia porque en esta fecha es empeñado por el conde de Barcelona, ​​Ramon Berenguer, al obispo de Barcelona, ​​por 50 libras de plata labrada del tesoro de la Catedral, para obtener financiación para el asedio de Tortosa, que estaba en manos de los musulmanes.

En ese momento, Viladecans no sería nada más que una pequeña agrupación de casas alrededor de las cuales se habría edificado la torre del señor feudal. Poco más de un centenar de hombres y mujeres, campesinos en su mayoría, formarían el núcleo inicial de la población.

La Torre Sancha, Marcusa, Burgesa o, popularmente, «Torre Roja» era la sede del otro distrito jurisdiccional en que estaba dividido el territorio actual de Viladecans a lo largo de la Edad Media. Edificio del siglo XII, residencia de los Burgès, señores de Viladecans, de planta cuadrada, con edificaciones laterales construidas a finales del siglo XIX y en las primeras décadas del siglo XX.

El territorio de Viladecans tendrá término propio, dentro del castillo de Eramprunyà, y prácticamente desde su creación sufrirá el dominio de los señores feudales y las diversas compra-ventas a que fue sujeto: al monasterio de Sant Cugat del Vallés (1233), a Sire Garcia (1239), a Gil Garcés de Azagra (1257) y, finalmente, a la familia Burgès (1565-34). A lo largo de estos tres siglos, los Burgès poseyeron el territorio y pueblo de Viladecans y la Cuadra Burgesa como si fuese un pequeño estado de su propiedad. Los Burgès eran ciudadanos honrados de Barcelona, donde ejercieron diversos cargos de importancia tanto en el gobierno municipal como en el de la Generalitat.

13 de abril. Jaime I dio los pueblos de Gavà y Viladecans a Guillem Burgès, «el prohombre», y los suyos. Posteriormente, el rey le concedió la facultad de capturar, detener y condenar pecuniariamente a los hombres y mujeres de su territorio que pudieran cometer delito. Sólo tenía prohibido aplicar la pena de muerte y la mutilación o la destrucción de la persona, si bien se le reconocía el derecho a imponer multas y a exigir cargas y otras servidumbres.

Guillem Burgès, a su muerte, dividirá el patrimonio familiar entre sus hijos:

- Francesc (Burgès) se quedará con Viladecans, con residencia, muy posiblemente, en la torre, que con el tiempo se conocerá como «Torre del Baró». El territorio señorial de Viladecans quedaba delimitado por los arroyos de Sant Climent y de Sant Llorenç de les Canals, frontera con Gavà, y desde el mar al monte de Montbaig;

- Guillem (Burgès), señor de la Torre-Roja —que, por ser la residencia de los Burgès, será conocida también como «Torre Burgesa»— y su territorio —conocido por la misma razón como «Cuadra Burguesa»—, que iba de mar a montaña limitado por los riegos de Sales —límite con Sant Boi de Llobregat— y el arroyo de Sant Climent, en la raya con el señorío de Viladecans, y

- Pere (Burgès), señor de Gavà.

 

Primera mención del pueblo como «San Juan de Viladecans», lo que indica que ya debía de existir la capilla de San Juan. En esta época el diezmo de los dominios de la baronía del Eramprunyà se cobraba en Viladecans.

Primera mención de la capilla de San Juan de Viladecans, localizada en la actual plaza de la Vila, frente a Can Modolell, y de la ermita de Sant Llorenç de les Canals, situada en el paraje de Can Tries, en la confluencia de los términos de Viladecans, Gavà y Sant Climent.

En la capilla de San Juan sólo se realizaban diversos actos litúrgicos, pues el resto de actos parroquiales, como son las bodas, bautizos, entierros o testamentos, los habitantes de Viladecans tenían que ir a celebrarlos a su parroquia natural, que era la de Sant Climent.

El tesorero real, Pere Marc, compró a Jaume II el castillo de Eramprunyà y su término. Desde entonces, los Marc intentaron apoderarse progresivamente de los distintos señoríos que integraban Eramprunyà, pero no lo conseguirían con Viladecans y la Torre Burgesa hasta el siglo XVI (1562).

Los conflictos de límites entre los señores de Viladecans, la Torre/Cuadra Burgesa y el señor de Eramprunyà fueron resueltos por la sentencia arbitral del monte de Montbaig. En esta sentencia se reafirma claramente la existencia en Viladecans de dos señoríos independientes: Viladecans, propiamente dicho, y la Cuadra Burgesa. En cuanto a los límites fijados en esta resolución se han mantenido prácticamente inalterables hasta la actualidad, respecto a las poblaciones de Gavà y Viladecans.

En los primeros años de esta década desaparece la comunidad de deodato de la ermita de Santa María de Sales. Conocemos el nombre de alguna de sus prioras: Gueraua de Queralt, en 1315, o Elisenda Moragues, en 1330.

En estos siglos de la Edad Media la población de Viladecans basaba su subsistencia fundamentalmente en la agricultura de secano y en la ganadería. Las inclemencias del tiempo o las plagas provocaban malas cosechas, y a lo que consecuentemente llevaban era a una elevada mortandad entre los niños pero también entre los adultos. Por otra parte, el territorio de Viladecans y Gavà, en su parte de marina, era insano, lleno de barrizales, humedales, con aguas estancadas que provocaban —en verano sobre todo, cuando el agua se podría— la propagación de las fiebres tifoideas. Estas condiciones de territorio insalubre, bajo un régimen estrictamente feudal de los Burgès y los Marc, hacía imposible que ninguna persona con sensatez se arriesgase a vivir en estas tierras. La población, a lo largo de toda la Edad Media, se mantuvo estancada en torno a las 200 personas. La alta mortalidad era compensada con una alta natalidad, pero que a la larga era deficitaria, siendo el crecimiento natural negativo.

El fogaje realizado por Pere el Ceremonioso entre 1365 y 1370 da en Viladecans unos 46 fuegos, es decir, unas 230 personas. El fogaje de 1497, 33 fuegos (unos 165 habitantes).

Los Burgès, primeros, a lo largo de toda la Edad Media, y posteriormente los otros señores feudales hasta el siglo XVIII ejercieron la plena jurisdicción civil y criminal sobre los habitantes de Viladecans, que en su gran mayoría eran payeses de remensa, es decir, sujetos a la tierra que trabajaban y sometidos a malos usos. La Sentencia Arbitral de Guadalupe de 1482, en la práctica, aquí, en estos territorios no tuvo ninguna repercusión: los campesinos estaban cargados de impuestos y servidumbres señoriales (trabajos propios, jova, trajín, batida, estiércol...), diezmos y primicias eclesiásticas.

Lo que realmente hizo sobrevivir a la población de Viladecans, y a la del delta del Llobregat en general —y que se convirtió en una constante en la historia de Viladecans: la inmigración— fue la llegada de los franceses, occitanos, llamados también «gascones»: entre los siglos XV y XVII, llegaron a representar más de la tercera parte de la población de Viladecans.

Como consecuencia del cierre de las tierras en dehesas, los agricultores del delta del Llobregat asaltaron la Torre Burgesa, propiedad de Joan Burgès.

Privilegio otorgado por el rey Alfonso IV el Magnánimo a los señores de Viladecans, Gavà y la Cuadra Burgesa.

Durante la guerra civil de remensa el señor de Viladecans y veguer de Barcelona, ​​Galceran Burgès de Sant Climent, fue uno de los jefes de las tropas de la Generalitat que liberaron a Carlos de Viana del encarcelamiento decretado por el rey Juan II.

Autoría: MLC

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