Nomenclátor de vías, espacios públicos y equipamientos

Las primeras menciones de nombres de vías públicas en Viladecans datan de 1780, en el cabreo del marqués de la Manresana, donde aparecen hasta nueve viales distintos, casi todos basados ​​en la toponimia (los nombres de los lugares geográficos) y con nombres de los antiguos caminos que indicaban el destino o la procedencia: Canales, Camino Real, camino de la Riera de Sant Climent, etc.

En las primeras décadas del siglo XIX se crean los primeros nombres de calles: Canals, Estrella, Major, Poca Farina, Sant Joan. Será a partir de mediados del siglo XIX cuando el pueblo queda configurado en torno al que hoy en día conocemos como Barrio Antiguo, donde los nuevos nombres se referencian a diversos ámbitos o aspectos:

• al santoral, como Sant Isidre, Sant Marià y Sant Josep

• a la toponimia local, como la calle de las Sitges

• a su localización o destino, como Muntanya, Rere Església, Migdia

• a la astronomía, como las calles del Sol, de la Lluna y de la Estrella

• a la propiedad de algunos de sus vecinos, como la plaza de Molins, o la calle de Balletbò

Los primeros acuerdos oficiales de denominación de calles se remontan a las primeras décadas del siglo XX y son los acuerdos de las calles Pi i Margall (1915) o Prat de la Riba y Àngel Guimerà (1920). Posteriormente, a lo largo de las décadas de 1920 y 1930, la Corporación Municipal acordará progresivamente la denominación de otros nombres para las calles de la ciudad.

El primer tercio del siglo XX se caracteriza por el aumento progresivo de nuevos viales. Aunque algunos seguían las mismas procedencias, se incorporan nuevos ámbitos:

• Hechos políticos, como la plaza de la Constitució

• Nombres de personajes ilustres, como Àngel Guimerà o Pi i Margall

• Nombres de propietarios, como Escoda

• Serie nominativa de los albaceas de la herencia Modolell (básicamente, personajes vinculados a la Iglesia), en el actual Eixample Centre

• Serie de músicos, en la parte oeste del actual Barrio Antiguo

• Serie nominativa de grandes prohombres catalanes, en el barrio de Sales

El estallido de la Guerra Civil (julio de 1936) y la posterior instauración de un régimen dictatorial (a partir de abril de 1939) marcarán profundos cambios en el Nomenclátor de la ciudad. Primero, en agosto de 1936, se acuerda que los nombres de las calles se transformen en guarismos, a excepción de algunas plazas que mantienen su nombre. Luego, con la implantación del régimen franquista, el nomenclátor vuelve a cambiar de forma drástica, entre 1939 y 1950, y asigna los nombres a figuras del bando vencedor y afines al propio régimen.

Con la constitución de los nuevos ayuntamientos democráticos, en abril de 1979, el Nomenclátor de la Ciudad también se verá alterado con la sustitución de todos los nombres relacionados con el régimen franquista, en un intento más de que éste sea un reflejo del momento que vive la sociedad. Los criterios de esta modificación fueron la recuperación de los nombres tradicionales de la ciudad anteriores a la Guerra de España y la sustitución de los nombres de calles vinculados al régimen franquista.

No fue hasta el 4 de octubre de 1984 cuando el Pleno del Ayuntamiento de Viladecans aprobó el Nomenclátor de vías públicas de la ciudad, en cumplimiento del artículo 12 de la Ley de Normalización Lingüística, de 1983, que establecía la catalanización de los nombres de calles y otras vías públicas. Con este punto, también se aprobó la modificación de las placas de calles dentro de los plazos previstos por la ley.

El 26 de junio de 2008, el Pleno Municipal aprobó la revisión y actualización del Nomenclátor. Desde esta fecha, tanto la Junta de Gobierno Local como el Pleno Municipal han ido aprobando denominaciones para los nuevos viales y equipamientos que conforman el actual nomenclátor, entre ellas la incorporación de más calles dedicadas a mujeres de los campos de la cultura, la política o la ciencia, para compensar la escasez de nombres femeninos hasta entonces.