Títulos y símbolos

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De «lugar» a ciudad

Históricamente, el territorio que hoy ocupa el municipio de Viladecans estuvo vinculado durante siglos al régimen señorial. En una época fue propiedad de la familia Burgès; en otras, de los barones del Eramprunyà o bien de los marqueses de Puerto Nuevo o los barones de San Vicente, marqueses de la Manresana, entre otros propietarios jurisdiccionales. Por ello, durante mucho tiempo, dentro de la jerarquía de títulos de los municipios (aldea, lugar o pueblo, villa y ciudad), la fórmula general empleada para la denominación de nuestro municipio fue la de «lugar»; así lo atestiguan muchos documentos de época.

«In Eclesia Sti. Joannis, loci vila de Canibus, Parroquiae Sti. Clementis...»

«Josep Coscullana, fuster, del lloc de Vila­decans...»

«(...) entre la Universitat del lloch de Sant Climent de Llobregat de una y la Universitat del lloch de Sant Joan de Viladecans part altre...»

«Narcís Grau, bajulus, Victor Torrents, Matheus Martí, jurati; Petrus Cuscullana... Josephus Coscullana, de concilio loci de Vilade­cans»

Hoy en día, Viladecans se ha convertido en una gran ciudad en términos demográficos, económicos y de prestación de servicios a los ciudadanos y está situada entre las veinte poblaciones más grandes de Cataluña. En febrero de 1994, cuando la población estaba en torno a los 50.000 habitantes, el Pleno del Ayuntamiento adoptó el título de «ciudad» como forma habitual de tratamiento del municipio.

Sellos y escudos municipales

Antes de la creación de los documentos electrónicos, los que garantizaban la autenticidad y la validez de la documentación municipal eran los sellos municipales, que en muchos casos derivaban de los escudos municipales. La primera vez documentada en que el Común de Viladecans utilizó un sello fue a finales del siglo XVIII, con la imagen de San Juan Bautista derecho con la cruz y el cordero. A lo largo del siglo XIX y hasta 1936 la corporación municipal utiliza varios sellos municipales con la imagen del mismo santo, y durante la Guerra Civil se cambia por uno de dos espigas cruzadas en una pieza de engranaje, símbolo del origen campesino de la población y de la incipiente industrialización de la población de entonces.

Con el franquismo se vuelve al antiguo sello del cordero pascual y se añade el águila imperial, vigente hasta 1957, cuando el Consejo de Ministros aprueba el escudo municipal de Viladecans. Con la democracia, en mayo de 1994, para cumplir el reglamento de los símbolos de los entes locales, se aprueba el nuevo escudo municipal, formado por un Agnus Dei de plata que lleva la banderola de gules y una cruz llena de plata y el asta cruzada de oro, que lleva por timbre una corona mural de la ciudad.

bandera viladecans

La bandera municipal

Los antecedentes de la bandera municipal se remontan a 1975, cuando se crea una bandera local para colocar en los actos protocolarios, junto con la española y la catalana. En mayo de ese año se encargó al arquitecto municipal Pere Marieges y Carbón un proyecto-estudio, sometido a la consideración del especialista en heráldica Vicente de Cadenas y Vicent, que no se llegó a aprobar definitivamente.

Del mismo modo que ocurrió con el escudo, con la aprobación del reglamento de símbolos de los entes locales por parte de la Generalitat, en 1991, se acordó definir una bandera con los colores del escudo ya aprobado, siguiendo la propuesta del Archivo Municipal y del experto en heráldica Armand Fluvià.

En 1995 el Pleno aprobó la bandera municipal, apaisada, verde, con la esquina roja, de altura y longitud la mitad de las de la tela y con una cruz blanca.

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