Viladecans, finalista en el galardón europeo Green Leaf 2025 que premiará a la ciudad más verde

La Comisión Europea ha comunicado que Viladecans es una de las dos ciudades finalistas al premio Green Leaf que reconoce a los municipios que destacan por su compromiso de abordar los desafíos ambientales urbanos y demostrar que la sostenibilidad es posible y una prioridad en el desarrollo de la ciudad. La otra ciudad finalista ha sido la italiana Treviso. Son territorios de entre 20.000 y 99.999 habitantes que se encaminan a dar mayor calidad de vida a sus habitantes, estimulando nuevas actividades de transformación hacia una transición ecológica.

El premio lo otorga la Comisión Europea anualmente y se tienen en cuenta siete indicadores medioambientales: la calidad del aire, el agua, la biodiversidad, áreas verdes y uso sostenible de la tierra, los residuos y la economía circular, el ruido, la mitigación del cambio climático y la adaptación al cambio climático. Un jurado valorará la visión, la propuesta de comunicación y gobernanza de las ciudades finalistas y dará a conocer a la ganadora el 5 de octubre en Tallin (Estonia). El premio económico es de 200.000 euros, que deben servir para ayudar a la ciudad a organizar nuevas actividades transformadoras. Los finalistas y ganadores, además, pasan a formar parte de la red europea Green Leaf, una red de ciudades líderes que intercambian conocimientos, experiencias y buenas prácticas.

Los objetivos de este galardón son reconocer públicamente a las ciudades que tienen un historial consistente de trabajo para conseguir altos estándares ambientales; alentar a las ciudades a intensificar y acelerar los objetivos actuales y comprometerse con metas ambiciosas para una mayor mejora ambiental y desarrollo sostenible; e involucrar a los ciudadanos en la adopción del cambio, inspirar a otros y promover la experiencia y las mejores prácticas en otras ciudades europeas.

Logo Green Leaf

Lucha constante para alcanzar las cero emisiones

Viladecans ha presentado iniciativas en los siete ámbitos para reducir el CO₂, naturalizar la ciudad y adaptar la planificación urbana para hacerla más resiliente e involucrar a la ciudadanía. En cuanto a la calidad del aire, el Ayuntamiento ha desplegado por la ciudad 5 sensores para medir la calidad del aire. También está implantando una Zona de Bajas Emisiones para reducir el tráfico de los vehículos que más contaminan y está fomentando la movilidad en bicicleta y en transporte público, trabajando para crear más carriles bici y nuevas líneas de autobús. En relación con el agua, la acción más importante que se ha llevado a cabo ha sido la ampliación de la red municipal de agua no potable para alimentar a nuevos sectores de la ciudad. En total, el 70 % del municipio se riega con agua no potable. Además se eligen especies vegetales adaptadas a necesidades hídricas reducidas.

En el ámbito de la biodiversidad, áreas verdes y uso sostenible de la tierra, la ciudad lleva a cabo programas educativos en las escuelas para que los niños conozcan la naturaleza que les rodea, se organizan actividades para la ciudadanía para sensibilizar sobre biodiversidad y se realizan acciones de restauración y conservación del espacio natural protegido Remolar-Filipinas. También está en marcha el Plan de Naturalización, cuyo objetivo es convertir plazas en espacios amables, que no liberen calor, crear bosques urbanos en plazas y calles e interconectar parques urbanos entre ellos y con el entorno natural. Por otra parte, el pasado año se firmó la Declaración Viladecans 3-30-300, que pretende conseguir que cada hogar vea al menos 3 árboles desde su ventana; que la cobertura arbórea de la ciudad sea del 30 % o superior; y que cada ciudadano pueda acceder a una zona verde en un radio mínimo de 300 metros.

En cuanto a los residuos y la economía circular, se han realizado varias campañas de sensibilización dirigidas a la ciudadanía para incentivar a reciclar, reducir y separar los residuos. También se está trabajando en un nuevo modelo de gestión de residuos. Este plan introduce una recogida selectiva puerta a puerta en determinadas zonas residenciales e híbrida en el resto y la desaparición del contenedor de residuos para conseguir el 60 % de recogida selectiva en 2030. Para afrontar el desafío medioambiental del ruido, Viladecans dispone de un plan de acción local para mejorar la calidad acústica y ha desplegado una red de 14 sensores acústicos que proporcionan información al Ayuntamiento sobre el nivel de ruido para poder tomar medidas correctoras.

En cuanto a la mitigación del cambio climático, el proyecto más importante es Vilawatt, la estrategia emblemática de la ciudad en materia de energía. Reúne todas las iniciativas energéticas dirigidas a promover la autosuficiencia energética mediante el aumento de la energía renovable generada y consumida en la ciudad. También es relevante la iniciativa Misiones Viladecans 2030, un modelo de gobernanza compartida entre administración y sociedad para trabajar conjuntamente en hacer una ciudad sostenible, resiliente y próspera proyectada para el año 2030. Algunas de estas misiones son convertirse en una ciudad climáticamente neutra, realizar una edificación sostenible o hacer de Viladecans la ciudad de los 15 minutos, es decir, garantizar que las necesidades esenciales de cualquier persona se sitúen a 15 minutos. En relación con la adaptación al cambio climático, el municipio aprobó el Plan de Adaptación al Cambio Climático con 30 acciones dirigidas a reducir los riesgos climáticos, como la creación de refugios climáticos, de un plan de contingencia para períodos de sequía o la existencia de una oficina local de prevención de la pobreza energética.

Uno de los rasgos diferenciadores de Viladecans es haber sabido preservar y mejorar los 5 ecosistemas y la biodiversidad que contienen los poco más de cinco kilómetros de su término municipal: la zona forestal, urbana, la llanura deltaica, la marisma y la zona dunar.