Las playas viladecanenses de la Pineda de Cal Francés y del Remolar han reeditado la distinción de 'Playas Vírgenes', entregada el viernes por Ecologistas en Acción en el Centro de Iniciativas Ambiental Cal Bofill de Torredembarra. Los dos arenales de Viladecans han recibido por tercera ocasión esta certificación, después de haberla obtenido también en 2011 y 2014, pero es la primera vez que son el único espacio de toda la provincia reconocido por la entidad ambientalista.
La distinción resalta el valor de estas playas que aún se mantienen con su estado natural en un entorno mínimamente edificado, que no sufren vertidos urbanos ni industriales y que, en general, presentan una buena calidad del agua. El teniente de alcalde de Medio Ambiente, José Luis Atienza, que recogió el reconocimiento, ha apuntado que "el litoral de Viladecans es una explosión de vida" y ha reafirmado su compromiso para que "esta importante riqueza natural se mantenga y se amplíe para que las playas de Viladecans continúen siendo un ejemplo para toda el área metropolitana "
La playa del Remolar, entre la desembocadura del estanque del Remolar y la salida de la Riera de San Climent, tiene una longitud de 785 metros y cuenta con una importante comunidad dunar preservada que acoge especies de fauna protegida, como el chorlitejo patinegro, así como las cogujadas o la lagartija pequeña, además de la presencia de muchos pájaros marinos -como la garza de mar, la gaviota de Audouin o los remenarocs- por estar enclavada en los Espacios Naturales del Delta.
La platja está dominada por un bosque de pino piñonero, al igual que la vecina playa de la Pineda de Cal Francés, con una longitud de 325 metros y que presenta también unas dunas con una importante comunidad vegetal con especies propias como el lirio de mar o el hinojo marino y forma parte de la Zona de Especial Protección de Aves (ZEPA) para albergar especies ornitológicas como el ánade real, las garzas real e imperial o la garceta.
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